La famosa placa

Estoy consternada. Me siento fuera de mí… impotente.

Al volver hoy a mi casa, me encontré «la famosa placa» en el pasillo hacia mi piso. Una placa de metal enorme, de una sola pieza, amurada al marco de la puerta y la pared. Su triste utilidad es no permitir que nadie pase a otro de los miles de pisos vacíos de mi barrio y mi ciudad.

Mis vecinos dejaron su casa esta mañana. Me enteré por casualidad un día de la semana pasada al encontrarme con él y sus muebles. Ya no vivían allí, hacía unos días que se habían marchado e iban haciendo la mudanza de a muchos viajes.

Supongo que se fueron así, en silencio, para no pensar en las ilusiones que tuvimos al llegar, hace ya 5 años… no hubo desahucio, solo una mudanza más en una ciudad tan grande… pero la violencia que me produjo ver «la famosa placa» todavía retumba dentro de mí.

Solo participé en un Stop Desahucio de una compa de asamblea, por mis horarios no puedo ir, ese día me pedí vacaciones para acompañar a mi compa. No se ejecutó. Éramos un montón ese día, y las compas de vivienda demostraron su fuerza, entereza y sensibilidad, como lo hacen en cada desahucio… hay que tener mucho temple para enfrentarse cada día a las fuerzas del mal. Realmente son admirables y me siento muy orgullosa de ellas.

Un compa me acaba de contar que «la famosa» placa es habitual. Los «dueños» de la propiedad la ponen temerosos de que sea okupada. También me contó que muchas veces rompen con una masa los lavabos, el inodoro y demás sanitarios para dejar no habitable el piso en cuestión.

¿Qué clase de democracia tenemos cuando no solo dejamos en la calle a menores y adultos en situación precaria y vulnerable? ¿Qué clase de sociedad apenas se inmuta y sigue votando a partidos incapaces de administrar lo común y lo público y a la vez siervos del capital?

Estamos muy enfermas para tener que poner «la famosa placa» o romper los sanitarios porque valen más 4 paredes de la dignidad de las personas.

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